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24 y para ofrecer un sacrificio conforme a lo dicho en la ley del Señor, un par de tórtolas, o dos palominos.

25 Y había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y devoto, aguardando la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.

26 Y el Espíritu Santo le había comunicado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.

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